La deuda pendiente se saldó, y Jiménez hizo vibrar el aeródromo de Punilla.
La Mona en el Cosquín Rock, siempre fue una fantasía para cuarteteros, roqueros o el público neutral… es que el máximo ídolo de la música popular de Córdoba merecía un cierre a la altura de la noche de domingo.
Todos lo esperaban, hasta aquellos que se quejaban de que La Mona Jiménez sea parte alegando que “no es rock”, esos mismos se quedaron a un costado del escenario atentos buscando entender que es aquello que despierta el cuartetero en su público hace más de cinco décadas.
¿Cómo él ídolo popular no iba decir presente en un festival de semejante envergadura?
Esa misma duda reflotaba siempre en el aire, hasta que llegó el día que ese mismo aire fue testigo del mágico momento, donde la Luna, la montaña, los trapos y más de 40 mil personas estaban ahí, arengando a La Mona, que no podía ocultar su felicidad, ni sacar de su cara la sonrisa enorme y la satisfacción de estar ahí, Jiménez merecía su noche en el Cosquín Rock.
A sus 71 años, el máximo referente del cuarteto ofreció un show memorable en el Aeródromo de Santa María de Punilla. Una de las pocas deudas que tenía el festival era esa, la presencia de la Carlitos la Mona Jiménez dentro de su programación.
La agenda era uno de los mayores problemas, pero el deseo estaba por parte de la producción, y del mismo Jiménez, que no sé guardó nada: en su noche metió hitazo, tras hitazo (Tinta china, Beso a beso, Porque te vas, El León, El federal, El marginal, entre otros). A demás con sus cambios de vestuario derrochó todo el glamour característico del ídolo popular.
Sobre el final del show, subieron a compartir escenario con La Mona, Juanse, el productor Palazzo y Micki Rodríguez (ex Los Piojos), para darle cierre a una fiesta histórica que quedará marcada a fuego como uno de los puntos altos en la larga vida del festival, y en la propia del cantante cordobés que sin dudas pisó suelo desconocido y rompió con todos los estandartes.
