El eclecticismo sigue siendo una de las tónicas habituales sobre la pasarela, con una variedad de propuestas que siguen oscilando entre la sencillez más monacal y el barroquismo más absoluto (con el debut de Alessandro Michele en Valentino al frente). Aunque es pronto para hacer balance, ya hemos ido adelantando algunas de las pautas que más veremos de cara al año que viene. Se trata de detalles o de accesorios en particular, como la consolidación de las botas de boxeo o determinados trucos de estilismo que hemos visto repetirse en varias colecciones. Sin embargo, a grandes rasgos hay (por el momento) varios rasgos que destacan especialmente de la temporada que viene.
Una década: los años 80

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En otoño-invierno 2024-25 ya vimos asomar alguna colección con dejes un poco ochenteros como Altuzarra, pero para el año que viene ya se ha instaurado como una de las referencias absolutas en los moodboards de los diseñadores. La década de las mallas y las hombreras extremas está omnipresente sobre la pasarela. Louis Vuitton es una de las marcas que lo deja más claro, con vestidos cortos multicolores y chaquetas de mangas abullonadas. Las gabardinas y los trajes a lo Armas de mujer acaparan las propuestas de Saint Laurent o Stella McCartney, mientras que hemos visto varias superposición de prendas excesivas (leggings incluidos) en Vaquera o Armarni.
Un look: la lencería a la vista

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Si hay una preferencia absoluta entre las tendencias de primavera-verano 2025, esa es la de la lencería a la vista. Ya no hablamos de las bragas expuestas que tanto dieron que hablar en temporadas anteriores, sino un compendio de lo más variado para poner en relieve las prendas más íntimas del cajón. Si Prada deja entrever sujetadores bandeau por debajo de sus vestidos, Balenciaga insiste en total looks con sujetadores de encaje, enaguas y medias con ligueros a juego. El salto de cama también se pone en primer plano: son camisones que van desde lo más sexy (Gucci) hasta lo más romántico (Alberta Ferretti). Chloé ha sacado todo el arsenal del boudoir con vestidos, bloomers y hasta pololos.
Una referencia: el balletcore

El ballet es una de las inspiraciones artísticas más recurrentes de la moda, y la próxima primavera-verano 2025 vuelve a ponerse en el foco de las marcas. Parece un moodboard lógico si tenemos en cuenta propuestas como la de Simone Rocha, que le gusta jugar con los contrastes de una estética tan delicada (como sus tutús combinados con impermeables). Ferragamo concibe su colección como una clase de danza, con leggings cortos, bodies y bailarinas con cintas que se anudan hasta media pierna y colores nude muy propios de esta disciplina artística. Los calcetines de punto gordo, tipo calentadores, se dejan ver en Rokh y Prada. JW Anderson o McQueen proponen directamente vestidos tipo ballet, al puro estilo Cisne negro.